La diosa Vasca

Mari es la divinidad principal de la mitología vasca. Es la personificación de la madre tierra, es reina de la naturaleza y de todos los elementos que la componen. Generalmente se presenta con cuerpo y rostro de mujer, elegantemente vestida (generalmente de verde), pudiendo aparecer también en forma híbrida de árbol y de mujer con patas de cabra y garras de ave rapaz, o como una mujer de fuego, un arco iris inflamado o un caballo que arrastra las nubes. En su forma de mujer aparece con abundante cabellera rubia que peina, al sol, con un peine de oro.

Mari es conocida en toda Euskal Herria. Habita en cuevas de todas las cumbres de las montañas vacas, aunque su morada principal se situa en la cueva ubicada en la impresionante pared vertical este del Amboto, justo bajo la cumbre. Por ello se la conoce como "cueva de Mari", "Mariyen Koba" o "Mariurrika Kobea", que atribuye a Mari el nombre de "Mari de Amboto" o "Dama de Amboto".

Mari es la señora de la tierra y los meteoros. Tiene el domínio de las fuerzas del clima y del interior de la tierra. Entre sus misiones esta el castigar la mentira, el robo y el orgullo. De ella vienen los bienes de la tierra y el agua de los manantiales.

Con los hombres se comporta de de forma tiránica, o todo lo contrario, los llega a enamorar mostrándose como una mujer dócil y trabajadora, pero siempre con fin de impartir justicia por medio de la regla del no: si mientes, negando que posees algo que sí es tuyo, Mari te lo quita. Así, efectivamente, ya no lo tienes, y se produce la justicia. Presagia las tormentas y determina el clima además se la conoce por su capacidad para volar. Cuando esta en su morada de Amboto, la cumbre esta entre nubes, esto es la manifestación de su presencia.

Son muchas las leyendas, tantas como pueblos, que existen sobre Mari. En cada sitio existe una historia, una leyenda, que habla de su origen. Yo no sería capaz de elegir una como verdadera... Mari, es un personaje que siempre me ha parecido misterioso y embaucador, por eso creo que me atraen tanto las brujas...